Un día hace 20 años atrás fui a un curso de meditación. Pensando que sería una explicación teórica de lo que significa meditar, y terminé sentada en el piso en ronda, con los ojos cerrados experimentando por primera vez un silencio distinto. Al principio me sentí rara, todo era muy nuevo. El acompañamiento, la claridad en los pasos y el entusiasmo de todo el grupo me ayudó a entrar en confianza. Y todo un mundo nuevo se abrió en mi interior.

Luego que me establecí en la práctica empezaron los desafíos, los vaivenes de las la voluntad, y muchas veces sentía la nostalgia de ser principiante. Cultivar la mente de principiante, la actitud de empezar como si fuera todo por primera vez, fue el remedio para esa nostalgia. No tenia que desearlo, sino cultivar esa frescura e inocencia de empezar desde cero.

Y cuando empecé a guiar grupos de meditación fue todo más fácil, mi práctica se profundizó. Volver a escuchar otra vez los inicios de la meditación y disfrutar de los primeros pasos es algo que me apasiona.

Rodearme de personas que inician un camino y que empiezan a entrenarse en cada habilidad que la meditación yóguica enseña, me mantiene más fácilmente en mente de principiante. Y es experimentar la certeza de que el camino hacia la libertad no es individual, es colectivo.

Cada persona que despierta a una visión nueva de la vida, nos despierta a todos.

Cada vez que alguien inicia su camino, ilumina el camino de todos.

Cada vez que alguien se libera, todos somos un poco más libres.

En Marzo 2.021 inicia una nueva oportunidad para aprender a meditar. De verdad, la mente de principiantes es un gran secreto que te regalo. Que tu práctica sean una ofrenda de luz para todos. Ceci

«Que los que dañan se vuelvan buenos
que los buenos alcancen la tranquilidad
que los tranquilos queden libres de toda atadura
que los libres hagan libres a los demás.»

Swami Ghanananda